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30 oct 2016

Reajuste del reajuste horario


Hace tantos años que se tomó la medida de adelantar y atrasar una hora el reloj, que yo creo que ya se hace por inercia. Como fumarse un cigarro o bostezar de aburrimiento o hambre.

   Parece mentira que nadie haya caído en que la citada medida es totalmente absurda. Sólo hace falta saber sumar y restar; es decir, que hasta un niño podría haberse dado cuenta.

   Dicen que adelantar una hora los relojes significará un ahorro de trescientos millones de euros, el 0,003% del PIB. Eso, en primavera.

    En otoño, deciden atrasar la hora que nos habían adelantado. Digo yo que habrá que restar los trescientos millones de euros, y o yo estoy tonto, o la diferencia es cero, con lo que mejor que dejaran las cosas como están de una santa vez.

    Nuestro organismo agradecería los reajustes que, cada cinco meses, tiene que hacer durante varios, pues no es el primer año que me tengo que levantar antes de tiempo para hacer "mis cosas", con el agravante de que ya no me duermo, y a ver qué hago yo durante esa hora, porque ni irme al trabajo puedo ya que me encuentro las puertas cerradas.


   Además deberíamos de pensar en cosas que sí tienen importancia, como, por ejemplo, acabar de una vez por todas con el dichoso "año bisiesto" y que siempre le toca al pobre febrero (no me extraña que le apoden "el loco"), ya que hay mucha más gente traumatizada por no cumplir años de lo que nos creemos. Conozco el caso de una señora con sesenta y ocho años que tiene realmente diecisiete, y teníais que ver qué cara pone su padre cada fin de semana que se va de botellón y se pone esas minifaldas.

        Pero esa es otra historia…


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27 oct 2016

Yo digo


¡Lo que yo digo va a misa! Lo que no sé es quien me lo va a llevar, porque yo paso de los curas.

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25 oct 2016

¡A dormir!

Hoy voy a esconder la cabeza debajo del ala. Estoy tan cansado de los políticos que me voy a dormir. Así, para variar, sueño otras pesadillas.

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23 oct 2016

Terceras elecciones


Tras la abstención del PSOE, vuelve Mariano. No puedo menos que recordar algunas citas. Una de ellas es aquella que dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Otra era la que dijo Jesús de Nazaret sobre que si alguien te golpeaba en la mejilla, le ofrecieses la otra (la de la derecha). Bueno, hay varias citas más, pero no me apetece ponerlas.
        Yo, hasta muy entrado en años, era de esos que no votaban. Está mal y lo sé, pero es que no me convencía nadie. Era un indeciso. Ahora también, lo reconozco, pero a base de ir votando, ¡coño, que le he cogido el gustillo! y estaba deseando que viniese diciembre, o dicho de otra manera, las terceras elecciones. Ahora tendré que romper el bono-voto que me había comprado.

        Y a pesar de esa indecisión, creo que finalmente me hubiese decantado por votar a los Verdes. Me gusta su programa electoral, y sobre todo, ¿por qué no? sus chistes subidos de tono.

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16 oct 2016

Noche toledana


Parece que por fin el verano es cosa del pasado y nos disponemos a entrar de lleno en el otoño. Con los calores que estábamos soportando no había quien conciliase el sueño.
        Recuerdo una noche que la pasé fatal y no pude pegar ni ojo. A la mañana siguiente, un vecino que me encontré en el ascensor ni me saludó, y desde mi empresa llamaron a mi mujer para ver si iba a ir a trabajar, a pesar de que hacía dos horas que me encontraba sentado en mi puesto.                   
        Y la verdad es que no me extrañan estas cosas que me ocurren, porque yo sin dormir no soy nadie.                          

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9 oct 2016

Locos con razón (o sin ella)


Discutir a alguien que no tiene razón es, cuando menos, discutible.        A Juana de Arco por tener visiones celestiales, porque se le apareció el arcángel Miguel y cumplir la voluntad de Dios, la condenaron por herejía a morir quemada en la hoguera.

A Galileo Galilei la Iglesia Católica le culpó por herejía al decir que la tierra era redonda.

Aquí, más cerca de nuestros días, tratamos de locos a los que dicen haber visto un ovni, algo que no se puede demostrar, pero que negamos de forma tajante. Ponemos en tela de juicio a los asesinos inocentes, a los culpables de cara sonrientes de llevar una vida impecablemente ordenada, juzgamos a las personas por su aspecto, por su condición sexual, por su color de piel, por sus ideas. ¿Y lo hacemos porque estamos locos?

Durante varios años, cuando viajaba en el autobús, veía pasar un hombre montado en una bicicleta. Muy clásica. Siempre acababa pasándonos debido al gran tráfico que había, pero él siempre encontraba el hueco por donde meterse. Todas las miradas de los pasajeros (y no pasajeros) se dirigían al ciclista, quien con calor, con frío o lluvia, todos los días nos hacía la misma jugada. Los comentarios iban desde gilipollas a tonto de baba, idiota, imbécil o, como no, loco. Loco por ir en bicicleta con todas las adversidades climatológicas, el sufrimiento físico al que se sometía cada día pudiendo ir cómodo en el autobús o en el coche. Metidos en el atasco tan confortablemente.         Hace mucho tiempo que no le veo, pues ahora utilizo otro medio de transporte y he cambiado de ruta.

Me pregunto qué pensará el ciclista loco al ver ahora tanta gente a la que le han comido el «coco» para que vaya al trabajo en bicicleta con traje y corbata, con vestido y tacones. Seguro que nada. No pensará. Como antes, cuando le veía, era un loco libre, con sus razones, lo cual no es poco para un loco.

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2 oct 2016

Palos


Mi vida no ha sido ni mucho menos un jardín de rosas. Tuve que luchar desde muy joven para llegar a conseguir lo que hoy, poco o mucho, he logrado.
   Lentamente fui escalando de nivel social, y hoy día, puedo decir que pertenezco a esa clase de personas acomodadas, sin problemas económicos y con un gusto exquisito por la vida, no dejando a un lado casi ninguno de los placeres que me ofrece.
   Sin embargo, he recibido a lo largo de casi toda mi vida demasiados palos. Palos de todo tipo.

   Es por eso que, cansado de ello, he decidido despedir a mi caddie y dejar el golf.  

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