Ante una situación difícil
personal o profesional que nos puede llevar a una depresión o un estado
alarmante de ansiedad, yo me digo a mí mismo:
Asume cuanto antes esta pequeña derrota (si así lo consideran
otros, también tú si están en lo cierto), y analiza con imparcialidad tu grado
de culpabilidad. Luego olvídate de este asunto, de la gente que la compuso,
entra en lo positivo y no pienses en cómo saliste de ahí.
No tengas miedo de exponer la verdad, independiente de que te
crean o no, e intenta aclarar con quien lo provocó lo que realmente ha sucedido para que no
pierdan su confianza en ti a pesar de todo, y emprende nuevos caminos con la fe
que siempre tuviste tratando de que lo entiendan.
Piensa que tú también pudiste tener algo de culpa,
posiblemente la tuviste. Enfréntate a las consecuencias y asúmelas. Sé sincero
contigo mismo y continúa de tal manera que no afecte a tu rendimiento, a tu
vida.
Carpe diem.