Este año que comienza, y que
tiene tan mala rima, parece ser que nos deparará más esfuerzos económicos, que
habrá más huelgas, que crecerá más el paro, que crecerán más los desahucios, que
crecerán más los impuestos, que crecerá más la pobreza, que decrecerán los beneficios sociales, la
calidad en la sanidad y de la vida en general.
Yo creo que este año no se acaba sin que se líe.
Mi primo Pepe se quedó sin
trabajo, dejó de pagar la hipoteca del piso y le desahuciaron. Pero echó mano
de mi prima Pepita que le fue ayudando un tiempo a mal sobrevivir… hasta que la
despidieron a ella también, al igual que habían hecho con su marido dos meses
antes. Dejó de atender los pagos de su hipoteca y también la desahuciaron.
Juntos se fueron a vivir a casa de mi tía Pepa, que es viuda
hace ya veinticinco años. Una casa de cincuenta metros cuadrados.
Con la pensión de cuatrocientos euros viven todos, incluidos
los dos hijos de mi primo Pepe y las tres niñas de mi prima Pepita.
Pepe, el más desesperado por la situación que atravesaba,
hasta pensó en el suicidio tirándose por la ventana, pero finalmente lo
descartó por vivir en un piso bajo, y claro, como tienen mucho tiempo para
pensar y poco para vivir, se les están pasando por la cabeza algunas cosas
horribles, tales como robar para poder dar de comer a sus hijos, utilizar el
mercado sumergido, secuestrar algún hijo drogadicto de alguien adinerado y
pedir recompensa, meterse a político o crear un banco sin fondos. Cosas, a
priori difíciles, pero que como vemos a diario, se puede hacer sin gran
preparación.
Lo que ocurre es que son personas decentes y no se atreven.
Están llenos de dudas, de poco sueño, de miseria y de impotencia. Saben que a
los Antonios, a los Juanes, a los Luises y otros millones de personas más, les
pasa lo mismo.
También saben que la pesadilla se va a acabar pronto de una
manera u otra.
Yo, de momento
para sacarme unos eurillos, me voy a meter a “mujer de mala vida” (vulgarmente prostiputa). Total, una mentira más a la plebe no creo que
se note mucho. Y si se nota, verás cómo se cumple el título de este relato.
Lo
dicho: Yo creo que este año no se acaba sin que se líe. Y esperemos que no
cueste mucha sangre, porque pinta lo que se dice buena pinta, esto no tiene.
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