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29 nov 2015

Metales casi preciosos


No es oro todo lo que reluce. Como tampoco le sucede a la plata. El metal más reluciente y difundido es el bronce, el que más se utiliza en el ser humano aplicando afirmativamente el refrán áureo. El más corriente de todos ellos, el menos precioso.
        Gente que parece esto y es aquello, gente que habla y no para de mentir hasta la siguiente mentira. Y es que se ha hecho habitual aparentar, mentir como verdad. Gente bronce mezclada con plata y oro. Gente con aleación confusa.
       A mí la apariencia me ha engañado muchas veces, y las personas, bastantes más. Unas, consciente y otras inconscientemente. Pero yo sigo sin cambiar, porque soy de esos románticos a veces infeliz―, que quiere seguir creyendo en el ser humano que está embutido en esta vorágine de ambición, falsedad e hipocresía, y donde todo vale con tal de estar arriba, olvidándose de que muchas veces es mejor estar abajo que arriba, allí donde corren vientos impetuosos, tortuosos, malévolos, y que destrozan todo lo que encuentran a su paso. Incluso a ellos mismos.

       Bronces que aspiran a oro, a veces, sin pasar por la plata. Oro podrido que sólo “obsequia” a los demás necedad y ceguera. Oro que da el poder sobre las cosas y las personas… pero nunca sobre las ideas firmes.

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1 nov 2015

Empatía


A mí nunca se me dio bien ponerme en el lugar de otros. Siempre me costó mucho “usurpar” algo que no fuese mío, de modo que al César lo que es del César y a  Dios lo que es de Dios.

        No lo interpretaron así otros respecto a mí. Por desgracia hubo quien, sin pedírmelo, se puso en mi lugar, usurpando mis deseos, hiriendo mis sentimientos y los de aquellos que me quieren y estiman, desahuciando mis ilusiones.


        Cosas de la empatía, que va y viene como Pedro por su casa sin que nadie la haya invitado.

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