Tras intentar en varias
editoriales que se publicase alguno de mis libros, y no obtener ninguna
respuesta positiva, decidí cortar por lo sano.
Cansado de todo y de todos, mi mundo ya no tenía ningún sentido.
De modo que me así una bomba potente alrededor de mi cuerpo. Sujeté el
disparador en mi mano izquierda, y en la otra tomé uno de los ejemplares de mi
primer libro, pues quería que mi acción
tuviese repercusión a nivel mundial.
Cuando me encontraba en el hall de una de las editoras más
importantes de Cataluña, la cual gratifica generosamente al libro ganador del
primer premio, grité con todas mis fuerzas: ¡O me publican el libro o vuelo el
Planeta!