A mí me cuesta mucho
despertarme por las mañanas. Especialmente los lunes. De hecho, el de la semana
pasada lo hice poco a poco, muy lentamente. Me fui al baño, y tras no poder
lavarme la cara ni afeitarme me volví a acostar.
Y es que mis piernas me habían llevado hasta allí, pero mi
cabeza aún seguía dormida, y sin rostro que adecentar ¡qué mejor cosa podía
hacer!