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3 ene 2013

Agárramela que me crece


Este año que comienza, y que tiene tan mala rima, parece ser que nos deparará más esfuerzos económicos, que habrá más huelgas, que crecerá más el paro, que crecerán más los desahucios, que crecerán más los impuestos, que crecerá más la pobreza,  que decrecerán los beneficios sociales, la calidad en la sanidad y de la vida en general.
        Yo creo que este año no se acaba sin que se líe.
Mi primo Pepe se quedó sin trabajo, dejó de pagar la hipoteca del piso y le desahuciaron. Pero echó mano de mi prima Pepita que le fue ayudando un tiempo a mal sobrevivir… hasta que la despidieron a ella también, al igual que habían hecho con su marido dos meses antes. Dejó de atender los pagos de su hipoteca y también la desahuciaron.
        Juntos se fueron a vivir a casa de mi tía Pepa, que es viuda hace ya veinticinco años. Una casa de cincuenta metros cuadrados.
        Con la pensión de cuatrocientos euros viven todos, incluidos los dos hijos de mi primo Pepe y las tres niñas de mi prima Pepita.
        Pepe, el más desesperado por la situación que atravesaba, hasta pensó en el suicidio tirándose por la ventana, pero finalmente lo descartó por vivir en un piso bajo, y claro, como tienen mucho tiempo para pensar y poco para vivir, se les están pasando por la cabeza algunas cosas horribles, tales como robar para poder dar de comer a sus hijos, utilizar el mercado sumergido, secuestrar algún hijo drogadicto de alguien adinerado y pedir recompensa, meterse a político o crear un banco sin fondos. Cosas, a priori difíciles, pero que como vemos a diario, se puede hacer sin gran preparación.
        Lo que ocurre es que son personas decentes y no se atreven. Están llenos de dudas, de poco sueño, de miseria y de impotencia. Saben que a los Antonios, a los Juanes, a los Luises y otros millones de personas más, les pasa lo mismo.
        También saben que la pesadilla se va a acabar pronto de una manera u otra.
         Yo, de momento para sacarme unos eurillos, me voy a meter a “mujer de mala vida” (vulgarmente prostiputa).  Total, una mentira más a la plebe no creo que se note mucho. Y si se nota, verás cómo se cumple el título de este relato.
           Lo dicho: Yo creo que este año no se acaba sin que se líe. Y esperemos que no cueste mucha sangre, porque pinta lo que se dice buena pinta, esto no tiene.

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