Parece que por fin el verano
es cosa del pasado y nos disponemos a entrar de lleno en el otoño. Con los
calores que estábamos soportando no había quien conciliase el sueño.
Recuerdo una noche que la pasé fatal y no pude pegar ni ojo. A
la mañana siguiente, un vecino que me encontré en el ascensor ni me saludó, y desde
mi empresa llamaron a mi mujer para ver si iba a ir a trabajar, a pesar de que
hacía dos horas que me encontraba sentado en mi puesto.