A mucha gente les atrae una
parte del cuerpo que, a veces, resulta decisoria para empezar a mantener una
relación. Parece mentira que esa parte del ser humano (solo visible en su media
mitad dependiendo del sentido de la marcha), sea la que más sólidos excreta al exterior, y que, a
la vez, cause tanta admiración por ambos géneros o más.
Esto es algo que debe venir de millones de años de evolución,
y que aún no hemos superado del todo. Claro que otras muchas especies ni siquiera lo han intentado, especialmente el perro, porque no me digáis que ir por
ahí oliendo culos para hacer amigos no es un poco «rarito».