Ya se está acercando el nuevo
año y nos encontramos con el mismo problema de siempre: ¡hasta cuándo tenemos
que dejar de decir ¡feliz año!!
A mí esto me agobia muchísimo, porque hay personas que no las
veo en meses e incluso en años. Y no sé si decirles algo (incluso refiriéndome
al año) o callarme.
Pero es que este año se junta con el de la exposición de las
banderas en ventanas, balcones y edificios. Yo no la he colocado, porque
siempre que bajo al chino de mi casa me dice que no le quedan, que las ha
vendido todas y hasta que no reciban un cargamento de China con veintisiete
millones de banderas (entre catalanas y españolas) que está esperando, no hay
nada que hacer.
Yo por si acaso se retrasa mucho he puesto la de mi Atleti. Y
parece que a la gente le gusta, porque oigo a muchos chillando desde la calle
mirando hacia mi balcón, y, aunque gritan y hacen aspavientos supongo que será
porque me estarán deseando ya felices fiestas.