Era una noche calurosa de
domingo del mes de agosto de dos mil dieciséis. A las 20:40:01 abrí un documento que puse por nombre
"perra vida". Quería escribir sobre un perro especial. Su nombre:
Thyson.
El relato no estaba acabado y apenas escrito,
pero solo sé que iba a hablar de lo bien que viven algunos perros, y Thyson era
uno de ellos. Le recuerdo de cachorro, fuerte como un toro, y por contra, se
cansaba mucho cuando le hacíamos correr o saltar, ya que el bulldog es un perro
que suele tener problemas respiratorios y cardíacos.
Una anécdota que recuerdo mucho es que le gustaba sentarse en
el sofá, se arrimaba y acurrucaba junto a ti y era el perro más manso del
mundo. Tanto es así que se hizo con el sofá de mi suegro y no había quien lo
echase de allí. Es más, cuando le veía sentado en el que él consideraba su sitio, leyendo como siempre,
Thyson se subía en el mismo y le iba empujando poco a poco hasta que mi suegro,
más bueno aún que Thyson, se levantaba mientras balbuceaba "este jodido perro...".
Pero hoy nos ha dejado, su corazón ha dicho
"basta", y para que no sufriera, el veterinario le ha inyectado y ha
dejado de existir, lo que ha hecho que se me saltaran algunas lágrimas.
A pesar de que hacía años que no le veía le tenía mucho
cariño. A todos nos acompañarán sus fotos, sus recuerdos en nuestra memoria y
lo tierno que era.
Te quiero Thyson, perro bueno. ¡Que allá donde vayas sigas
dejando tanto cariño como nos has dado a todos nosotros y que sepas que no te olvidaremos!