Hay un chiste de hace muchos
años que para evitar algo o a alguien que no nos convenía, le decíamos a la
persona que nos acompañaba: ¡Mira, por
ahí viene Margarita. Tú hazte la tonta!
Con el tiempo, el campo (digo, la sociedad) se
nos ha llenado de otro tipo de flores. Ese tiempo que ha tenido que transcurrir
para que la mujer con sus reivindicaciones y su lucha se vaya igualando al
hombre, tanto en oportunidades de trabajo como en independencia económica y
social, e ir dejando el apelativo de "mujer
florero", para que ahora lo estropeen algunas señoras que no saben lo
que ocurre en su casa ni con sus maridos: Cristina, Ana y Rosalía, según han
declarado en los distintos juicios donde se las ha acusado. "No, no sé, no me consta, lo
desconozco. Ha sido mi marido, mi marido y mi marido..."
Esperemos que sea una moda pasajera, un descuido, un exceso
de confianza en la pareja, y por supuesto, darles la enhorabuena. Les debíamos
enviar cada español un ramo de flores, seguro que su interior les dirá dónde
ponerlas. ¿Y qué decir de sus maridos y qué esperamos los del pueblo? Pues que una vez juzgados acaten lo que diga la
justicia, aunque alguno esperará que se la achaten.
Yo, de momento,
y a la vista del buen resultado obtenido, también le he dado a mi mujer "órdenes estrictas" de que si
le preguntan por algo respecto a mí, que lo niegue todo. Se está metiendo tanto
en el papel que ahora anda diciendo por ahí que no me conoce de nada y que la
estoy acosando, de tal manera que me ha denunciado a la policía dos veces
y llevo dos semanas que no me deja
entrar en casa y estoy durmiendo en un hotel en las afueras de la capital, pues
no me puedo acercar a menos de cinco kilómetros.
Y mira que lo he intentado todo, incluso también le he
mandado flores tres veces con una tarjeta que firma Margarita... pero ni por esas.