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9 nov 2016

Tiempos modernos


Dice un cuento que hace muchos siglos, cuarenta ladrones fueron sorprendidos por Alí Babá, un pobre leñador que, fruto de su astucia, acabó por robarles todo el oro que escondían en una cueva que, creo, se abría frotando una especie de mezcla de pasta de nueces, almendras o piñones con ajonjolí, llamada sésamo. Un descuido de uno de los ladrones hizo que una de las bolsas que llevaba a caballo se cayese y dejase al descubierto montones de monedas de oro, lo que dejó estupefacto a Alí Babá.

        Hoy día el cuento ha cambiado, además de otras muchas cosas.  Otro ladrón, ahora montado en esquíes, también tuvo un descuido y aparecieron muchos Alís Babás que desenmascararon al resto de ladrones.

        El jefe de la banda cambió la cueva por un palacio, y los cuarenta ladrones se multiplicaron por miles. En cuanto a la mezcla llamada sésamo, fue sustituida por otra de nombre vaselina, y que también sirve para abrir puertas a quien quiera formar parte de tan selecta banda.

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