No cabe duda de que seguimos
siendo un país diferente. Casi hemos dejado a un lado el tema de la elección
del Presidente del Gobierno, para hablar sin parar en la calle y en todos los
medios de comunicación, del famoso tema de la cobra de David Bisbal a Chenoa.
Aquí, lo importante, es si hubo o no hubo cobra.
Sin ir más lejos, el otro día fui a comer a un restaurante, y
a la hora de pagar, en vez de pedir la cuenta al camarero, se me ocurrió
decirle: ¡camarero, me cobra!
El gilipollas se nos puso a cantar "escondidos"
mientras nos hacía un Bisbal. ¡Qué lástima!