Hoy es día de votar, de
revotar. A ver si a la segunda vez va la vencida, porque estar rebotado es lo
que parece que le ha ocurrido a mucha gente a la hora de acudir a las urnas, y
ha preferido dar de lado a tal casi obligación.
Yo, aunque he ejercido mi derecho, he estado a punto de no
hacerlo, pero luego he pensado en la gran cantidad de cosas que sin quererlo me
obligan a hacer a diario, y en tan pocas otras en las que puedo elegir
libremente. De modo que decidí revotar.
Como soy daltónico no distingo entre azul, rojo, morado o
naranja, pero no soy sordo (de momento), y tampoco insensible a lo que me
transmite cada político.
No espero mucho, pero tampoco nada, porque ya se sabe que los
políticos donde dicen digo, luego dicen Diego.