En la vida elijes pareja, como en un baile. Para que te acompañe. Procuras elegir la mejor, aunque a veces, durante el transcurso del mismo, se producen pisotones involuntarios. Algunos verdaderamente fuertes que hasta parece que te va a resultar imposible caminar. Pero el baile continúa y la música sigue sonando. Quizá, hasta la canción que suena, sea tu preferida.
Sé
que tengo mucha suerte, porque a pesar de las muchas vueltas que se dan
bailando mientras dura la canción de la vida, mis
fatales conocimientos y aptitudes para el baile,
y mi torpeza para el mismo, tú siempre has hecho que sin
llegar a caerme tras algunos tropezones, haya
llegado hasta aquí.
Hasta donde los músicos dejen de tocar.