Llegaron a mis oídos ciertos
comentarios, venidos de alguna gente que decían que era una buena persona, pero
un poco pesado. Yo los hago sordos, los
oídos, digo.
Si
ellos tuviesen el más mínimo conocimiento del resultado de mi última analítica
de sangre, seguro que su opinión sería bien distinta.
Me lo
dijo el médico de cabecera: tiene usted, cuatro piedras en la vesícula, dos en
el riñón derecho, y una en el izquierdo. Para colmo, el nivel del hierro está demasiado
elevado.
Con
esta sobrecarga en mi cuerpo puedo permitirme la licencia de ser pesado. Y a
veces, plasta y coñazo. ¿O no?