Hacía tiempo que lo tenía en
mente y, finalmente, lo llevé a cabo.
Todos los acontecimientos me estaban sobrepasando, y debido a tales
circunstancias se me había agriado el carácter.
Antes de que todo se precipitase sobre mí y ya no tuviese elección,
decidí cogerme un «año sambático».
Y aquí me encuentro, recuperándome en Río de Janeiro en
espera de volver a ser como era, si es que alguna vez fui quien debería haber
sido.